Mediante Registro Oficial 493 fue oficializado la creación de la cuarta parroquia del cantón fronterizo Arenillas y 50 de la provincia de El Oro “La Cuca”; hoy el Consejo Nacional Electoral (CNE) lleva adelante el calendario de elecciones de Vocales Principales y Suplentes para la Junta Parroquial Rural.
La parroquia tiene 140 kilómetros cuadrados de extensión y se compone con los sitios: La Pitahaya, 27 de Julio, La Cuca, Las Colembas, Guayacanes, Cabo de Lampa, La Pacífico y El Checo. Se desarrolla como un gran centro arrocero del sur del país; en una menor escala la área camaronera, ganadera y cultivos de ciclo corto.
Esta semana en el programa Sociedad Viva del CNE, delegación El Oro abrió un espacio de testimonios del Origen de la Identidad de la Parroquia La Cuca, logrando ubicar a tres personajes, los más antiguas de la cabecera parroquial: José Telmo Suárez (83 años), Ángel Benigno Herrera (77 años) y Rosa Angélica Lalangui de (81 años), que cuentan la historia en dos versiones.
José Telmo Suárez, vive en la parroquia 58 años, es reconocido como fundador de la parroquia; cuenta que el origen del nombre de “La Cuca”. Nace del susto que cierto día un niño se llevó en el campo que frente a la presencia de una lechuza de gran tamaño o también conocida por los campesinos de esa época como jotococo.
El niño al contar a sus padres de lo que había visto entre los árboles lo bautizó como “Cuco” y al pasar el tiempo los lugareños le dieron valor a versión del niño denominaron al sitio como “La Cuca”
Pero una gran mayoría de los habitantes de hoy, coinciden con la historia contada por doña Rosa Angélica Lalangui de 81 años de edad, que tiene una modesta vivienda, diagonal al Polideportivo de la cabecera parroquial.
Rosa Lalangui asegura que el nombre de la parroquia proviene de una de las primeras mujeres que llegó al lugar, llamada “La Cuca”, asegurando que en esa época, era un paraje montañoso y que la única actividad que realizaban para sobrevivir era la quema de carbón.
Asimismo, dice que doña Cuca también tenía una perrita que le acompañaba en sus labores del campo y que también le puso su nombre de “La Cuca”. Con el andar de los años los campesinos que llegaron después en honor a dicha mujer, le siguieron llamando.
La narración de Ángel Benigno Herrera de 77 años de edad se ratifica con la historia contada por doña Rosa Lalangui, quien se dedica todavía a la quema de carbón en la parte posterior del Polideportivo, actividad por la cual sobrevivieron por muchos años los primeros habitantes de la parroquia.